“Este ensayo no aspira a abultar el
elevado número de interpretaciones sobre la cultura contemporánea, sólo a dejar
constancia de la metamorfosis que ha experimentado lo que se entendía aun por
cultura cuando mi generación entró en la escuela…” Así establece Vargas Llosa al
comienzo de su último libro La
civilización del espectáculo, desde donde analiza el mundo en que vivimos. Es
un ensayo anacrónico y autorreferencial, porque mixtura los capítulos con
antiguos artículos propios bajo el título de Antecedentes, que resulta ser un formidable y ameno diagnóstico de
nuestro tiempo. Para introducir al lector en el tema analiza someramente
algunos ensayos, de la enorme cantidad que existen acerca del tema, en los
cuales se basa para afirmar o negar algunos conceptos que después profundiza en
su análisis. Sin duda, el ensayo Notes
towards the definition of Culture de T.S. Eliot, publicado en 1948, es el
estudio que más ha seducido a Vargas Llosa y de la que toma, entre otras, la
idea de que la alta cultura debe ser custodiada por una elite. “T. S. Eliot
afirma que la alta cultura es patrimonio de una elite y defiende que así sea
porque, asegura, es condición esencial para
la preservación de la cultura de la minoría que continúe siendo una cultura
minoritaria. (p. 107). Al igual que la elite, la clase social es una
realidad que debe ser mantenida pues en ella se recluta y forma esa casta o
promoción que garantiza la alta cultura, una elite que en ningún caso debe
identificarse totalmente con la clase privilegiada o aristocrática de la que
proceden principalmente sus miembros.” Si bien, el autor continúa su estudio reflexionando
y contestando a los autores de otros ensayos, no aporta nada novedosos en sus
ideas. El libro se transforma en una bella catarsis de un hombre enojado que se
lamenta por la autoridad perdida de una elite que, según él, debe custodiar la
alta cultura. Su análisis es contundente y duro, y se despacha a sus anchas con
una infinidad de temas: literatura, cine, música, erotismo, adolescencia,
prensa, etc. Sin embargo, no vamos a encontrar nada distinto de lo que ya sabemos
acerca de nuestro tiempo, sencillamente coincidiremos o no con algunas
opiniones del autor. No obstante, disfrutaremos de la elegancia de su escritura.
Es imposible terminar el libro sin tener la sensación de que se ha disfrutado
de una buena lectura. Además de esto, el mérito que tiene el trabajo de Vargas
Llosa es la oportunidad en la que sale este libro. Es el primero después de
haber sido galardonado con el Premio Nobel, es por tanto, un momento de especial
expectativa. Intuyo que el autor, con plena conciencia de esto, lanza esta
explosiva arenga al mundo, cuya lectura amena y sencilla amplifica su capacidad
de llegada a lectores menos exigentes. Quizá, el objetivo del autor sea, precisamente,
generar la reflexión acerca de los tiempos que vivimos. Si es así, logra
holgadamente el propósito, pues, es un ensayo intensamente provocador que
estimula las ganas de debatir.
Marcelo Rodríguez
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