Que no se pierdan las palabas que acarician,
que aman, las palabras que erizan de emoción, las
que abren caminos y almas,
las buenas palabras y las palabras buenas.
Que no se pierdan tus palabras guardadas en mi
corazón,
las que nacen en la intimidad del abrazo, las que
estimulan,
las palabras desnudas, las aparecidas de pronto,
las bien dichas,
las que imaginan vidas y mundos mejores.
Que no se pierdan las palabras que pueblan, que
arraciman,
que unen, que celebran, que curan.
Las que piden amor y las que lo dan,
las que gratifican,
las que gratifican,
las del primer amor, las del último amor
y las del amor de toda la Vida.
Que no se pierdan las palabras de quienes las
tienen prohibidas,
las amordazadas, las palabras valientes y justas,
que no se pierda la palabra dada.
Que no se pierda la palabra.
Marcelo, diciembre 2014
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